Nada

Nadaba escondido,

era por las noches

libre para hacerlo,

lejos del real estero,

con las ropas secas,

besaba las estrellas de la playa

sin el frío de la madrugada,

los codos desde la ventana

sosteniendo mi cabeza y,

la vista por el frente eterna,

alargaba el brazo y tocaba otra

puerta y otras, llegaba profundo

al oído del caracol, por la venas,

como sangre, es que la sangre se

apartó y, se deshizo el maleficio,

en plazas en el lomo del miedo,

o debajo de la letrina,

en la espina seca de los matorrales,

nadaba en picada de caracol,

como en desagüe de inodoro,

nadaba escondido, leyendo,

leía cada presente, por los oídos,

por los ojos, por el tacto y el

asombro, nadaba sin saber a dónde,

soy un privilegiado no he muerto aun,

los seres que nadaron conmigo ya

se fueron,

en tu cama rodé infraganti,

me enrede en tus sabanas

y salí airoso, me fui por tu

espalda blanca y regresé por

la noche y fuimos a la montaña

verde y el rocío nos baño,

desde que rueda la pelota

hay que interceptarla,

nadaba desde la noche,

cruzando los ríos, llegar

a Managua y tocar su

rotulo, bienvenido a Managua

y regresarse, ¿Habré llegado?   

Abraham Guevara